domingo, 17 de octubre de 2021

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Ikigai: Más allá de la orientación vocacional

Posted: 28 Sep 2021 07:56 AM PDT

 Rosa María Torres

El ikigai es la motivación para levantarnos a la mañana, una razón que le da sentido a nuestra vida. Todos podemos encontrar nuestro ikigai, solo se trata de buscarlo en las distintas etapas de la vida.

Ikigai es un concepto japonés. Combina las palabras japonesas ikiru, que significa "vivir", y kai, que significa "la realización de lo que uno espera" o "lo que tiene valor". Así pues, ikigai sería "la razón de vivir" o "el propósito de vida".

Cuatro preguntas confluyen en el ikigai:
- ¿Qué me gusta?
- ¿En qué soy bueno?
- ¿Qué necesita el mundo y puedo aportar yo?
- ¿Esto es algo por lo que me pueden pagar?

No es fácil encontrar una respuesta positiva a las cuatro preguntas. Muchos no han reflexionado siquiera sobre ellas. Las personas tienden a favorecer, pragmáticamente, aquello en lo cual pueden conseguir un ingreso. Quienes deciden estudiar o hacer lo que les gusta, a menudo lo hacen renunciando a ingresos y bienestar en otros ámbitos. Por lo general uno es bueno en aquello que le gusta, pero hacerse bueno en algo implica trabajo, esfuerzo, perseverancia. Parte importante de la realización personal es ser socialmente útil, hacer algo por los demás; esto no siempre coincide con los deseos y aptitudes de las personas y con la necesidad de obtener un pago por lo que hacen.

No hay un solo ikigai para siempre; las personas cambian a lo largo del tiempo y cambian asimismo las realidades y las circunstancias. Podemos llegar a tener muchos ikigais a lo largo de la vida. Se trata de un proceso permanente de búsqueda.

Muchas veces el ikigai no tiene relación o tiene poca relación con el trabajo. En una encuesta realizada en Japón solo 30% de los encuestados citó el trabajo como su ikigai.

Okinawa, una remota isla al suroeste de Japón, es una de las áreas del mundo en las que la gente vive vidas más largas, más de 100 años (las llamadas zonas azules). Preguntados sobre las razones de su longevidad y felicidad, las personas mencionan el ikigai, la comida (una dieta especial) y los amigos (una red de apoyo, "moai").

Ikigai para elegir estudios, carreras, futuros

El ikigai puede ser muy útil cuando debemos tomar decisiones importantes como qué estudiar, qué carrera elegir o qué trabajo buscar.

Adolescentes y jóvenes se ven forzados a hacer elecciones de vida - estudios, carrera, trabajo - a una edad en que no están preparados para esto. No debería sorprender la frecuencia con que los jóvenes eligen mal una carrera y las altas tasas de abandono temprano en la universidad. Una adecuada y oportuna orientación vocacional puede ser de gran ayuda, pero la mayoría de estudiantes no la reciben y aún ésta es insuficiente para tomar decisiones razonables no solo desde el punto de vista de la información sobre las carreras sino de las emociones, las vocaciones y los talentos de cada persona.

En estas situaciones el ikigai puede ser muy útil pues ofrece una vía profunda, integral y personalizada para tomar decisiones. Es un ejercicio de introspección que puede hacerse solo o con otros y que puede ser facilitado por una persona en cuyo criterio y experiencia se confía.

Atendiendo en consulta a jóvenes y a familias he visto de cerca y vivencialmente la complejidad de las situaciones y decisiones que enfrentan para elegir un campo de estudio y/o de trabajo. Muchos adolescentes y jóvenes eligen una carrera a partir de la historia familiar o de los deseos de los padres, ya sea planteados implícitamente o impuestos de manera abierta. Conozco jóvenes que descartan una vocación artística para evitar confrontaciones familiares; padres y madres tienden a ver las artes no como una opción de vida, sino como un hobby. La idea de que "los artistas se mueren de hambre" se volvió lamentablemente literal en la pandemia; el campo de la cultura y las artes fue uno de los campos más golpeados por el confinamiento. La cantidad de artistas frustrados, antes y ahora, que no han tenido oportunidad de poner a prueba sus vocaciones y talentos artísticos, es enorme.

Muchas veces, y cada vez más, las opciones de estudio se consideran solo a partir de información sobre la empleabilidad. Informes mundiales, regionales y nacionales indican regularmente cuáles son las profesiones u oficios en los que puede conseguirse más fácilmente trabajo hoy o en un futuro cercano. La afirmación recurrente de que muchas de las profesiones u oficios que se estudian hoy desaparecerán en pocos años o serán asumidos por máquinas siembran incertidumbre y zozobra adicionales. Millones de jóvenes se lanzan al campo digital o se preparan para el emprendimiento, la nueva "solución" salvadora.

El llamado interior (qué me gusta) termina teniendo a menudo poco peso en la elección de una carrera. La autovaloración (para qué soy bueno) muchas veces genera más inseguridades que certezas. A la larga, y sin demasiada reflexión, terminan imponiéndose las consideraciones económicas, sobre todo entre jóvenes provenientes de familias pobres, que no pueden darse el lujo de explorar diversas carreras.

A continuación, unas cápsulas tomadas de mis notas de consulta en el Ecuador.

Joseph (17) dice que no le gusta leer. Estudia en un plantel público y ha logrado pasar los años con escasas habilidades de lectura. Es el primero en su familia que aspira a estudiar en la universidad. Quiere seguir administración de empresas. Le digo que estudiar en la universidad implica lectura y escritura. No ha recibido ninguna orientación ni en su colegio ni en su casa.

Sebastián (18) cursa el último año de bachillerato en un instituto particular. Seguir estudiando no está en sus planes. La mamá espera que yo le convenza de entrar a la universidad. Le pregunto qué quiere hacer después de graduarse, dice que empresario. Un profesor en el colegio les alienta a crear su propio emprendimiento, les da información y consejos prácticos. Sebastián se imagina yéndose a EE.UU., creando un emprendimiento y sucursales al poco tiempo, y haciendo mucho dinero.

Carlos (35) siempre quiso dedicarse a la música pero finalmente estudió Comunicación para satisfacer a su padre. Se siente un artista frustrado. Ahora ha encontrado en el teatro una oportunidad de realización personal. Trabaja en publicidad para ganarse la vida. Ha logrado partirse en dos y resolver así su dilema, como mucha gente.

Marisa (22) quiere ser escritora e irse a estudiar en Buenos Aires. Vino a verme con sus padres, pues ellos se oponen. Los padres no ceden. Ella hace un préstamo y se va. Lo último que supe de ella es que está contentísima asistiendo a talleres y tertulias, escribiendo guiones para teatro, armando un periódico barrial...

Ruth (16) quiere ser abogada. Le pregunto si su decisión está condicionada por sus padres, ambos abogados, y si alguna vez ha considerado otra carrera. Preparé una plantilla de ikigai y la llenamos juntas. Pocos días después vino y me contó que cambió de idea: estudiará para parvularia, ha descubierto que es lo que realmente le gusta.

El cerrajero de mi barrio (42) ama su oficio y considera que es bueno en lo que hace. Ahora quiere avanzar y entrar a la universidad a estudiar ingeniería. Le hablo del ikigai, lo repasamos juntos y le aconsejo entrar a una carrera corta, técnica o tecnológica. Me agradece. Tomó el examen de ingreso, pasó y ahora está inscribiéndose en una carrera técnológica.

Para saber más
- ¿Es este concepto japonés el secreto para una vida larga, plena y feliz?, Foro Económico Mundial
- Héctor García y Francesc Miralles, Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz, Uranio, 2016.

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