Neurodomingo 2021.48
El más famoso representante del Action painting fue el pintor estadounidense Jackson Pollock y este One: Number 31, 1950 es uno de sus cuadros más grandes y famosos.
Pollock colocaba un lienzo en el suelo para convertirlo en su «espacio de acción», pues lo que buscaba era plasmar los movimientos y gestos de sus pinceladas. Para ello utilizaba pintura acrílica que dejaba caer o la salpicaba con energía sobre la tela, así los trazos son el resultado de la acción de la gravedad, la velocidad y la improvisación, en definitiva, de las acciones del pintor sobre la superficie pintada.

Esta action painting, a pesar de parecer caótica, responde en realidad a un propósito, a una voluntad del pintor, al contrario de lo que sucede en la epilepsia, una enfermedad crónica que sufre el 1% de la población mundial.
En la epilepsia se produce una interrupción involuntaria de la actividad cerebral debida a una descarga anómala producida por un grupo de neuronas –crisis focales– o por todas las neuronas cerebrales a la vez –crisis generalizadas–. Esta descarga se traduce en síntomas motores, cognitivos o conductuales que la persona no puede controlar. Se trata pues de una enfermedad compleja que se manifiesta de múltiples formas y con consecuencias muy variadas en cada caso, de ahí la importancia de un diagnóstico y un tratamiento individualizados.
En ocasiones resulta difícil determinar sus características clínicas y registrar en un electroencefalograma cómo son esas descargas anómalas. Cada vez estamos más rodeados de dispositivos móviles y tecnologías muy dirigidas al ocio y al control personal, pero ¿podría ayudarnos la tecnología en la atención a los pacientes con epilepsia? Voy a poner ejemplos reales y un poco de imaginación para buscar soluciones.
—la tecnología en ayuda de la epilepsia—
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