El inicio de la adolescencia viene marcado por la secreción de las hormonas sexuales, y se van a producir grandes cambios, tal y como vemos en este time lapse de estos dos hermanos.
Las
hormonas sexuales tienen un peso muy importante durante toda la adolescencia. Contribuyen al crecimiento rápido y a los cambios corporales tan llamativos de esta etapa en la que se entra en la edad adulta: el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, la aparición del pelo axilar púbico y corporal, el temido acné...
El cerebro, ¿tiene sexo?
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Todos estos cambios llevan a preguntarse sobre las
diferencias entre el cerebro masculino y el femenino, ¿existen? ¿Las hormonas son lo único que hace diferentes a hombres y mujeres? ¿Y el resto de cromosoma X e Y? Este artículo de la revista
Investigación y ciencia,
«Más allá de XX y XY», me parece una interesante lectura sobre el tema.Este problema de las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres encuentra defensores y detractores.Autoras como
Louan Brizendine defiende estas diferencias en sus libros «El cerebro femenino» y «El cerebro masculino».Argumenta que el cerebro femenino y el masculino son diferentes en su estructura, en este vídeo nos lo explica.
https://youtu.be/8IohpGfl3WgEn cambio otras, como
Gina Rippon, hablan de
«neurosexismo» y en su libro «The Gendered Brain», explica que en los estudios sobre diferencias sexuales en el cerebro hay malinterpretaciones, sesgos de publicación, debilidad estadística, controles incorrectos...Personalmente me parece muy interesante el planteamiento de
Marta Iglesias Julios, dándole la vuelta al problema nos cuenta en este artículo de
Jot Down que
«Las mujeres y los hombres tenemos cerebros diferentes. ¿Y qué?».
Cambios en el cerebro adolescente
Pero volviendo al neurodesarrollo. Durante la adolescencia se producen grandes cambios en el encéfalo, tanto en su estructura como en su función.

Siguen madurando las habilidades motoras, cognitivas, académicas... Los circuitos
más usados se refuerzan y rodean de mielina, que los hace más rápidos y eficaces. Este proceso se llama
mielinización. Al contrario que los menos utilizados, ya que las habilidades que no se practiquen se pierden por falta de uso de los circuitos que las sustentan, que
desaparecen. Es lo que se denomina
poda sináptica, un mecanismo que hace que la maduración cerebral lleve a una mejor y mayor eficacia en las funciones encefálicas.
Al mismo tiempo, se completa el
desarrollo de la corteza prefrontal, donde tienen lugar las funciones cognitivas más complejas. La toma de decisiones, la planificación de tareas y la inhibición de conductas inadecuadas dependerán del buen
desenvolvimiento de esta región cerebral que es la más propiamente humana.
Estos cambios que experimenta el
cerebro durante la adolescencia harán que, progresivamente, el niño tome decisiones más racionales y menos emocionales a medida que la corteza prefrontal toma el control sobre el sistema límbico.
Cambios corporales y de conducta
Estos cambios anatómicos y funcionales que acabamos de describir, se corresponden con cambios en el aspecto físico y en la conductua, que permiten diferenciar tres etapas en la adolescencia:
Temprana: del inicio hacia los 10 a los 13 años.
Media: abarca de los 14 a los 16 años
Tardía: desde los 17 a los 20 años o incluso más, hay estudios que muestran que los cambios adolescentes no se consolidan hasta la mitad de la década de los 20 años de dad.
En la adolescencia TEMPRANA

Los
cambios físicos suponen el inicio del crecimiento rápido junto a la aparición del vello axilar y púbico, las niñas empiezan a desarrollar los pechos y los niños el pene y los testículos. Hay que tener en cuenta que las chicas empiezan antes estos cambios.
En cuanto a la conducta, suele haber una reacción de extrañeza y a veces vergüenza por los cambios evidentes e importantes que ven en su cuerpo. A esta edad aparece la curiosidad por el sexo, aunque aún no hay actividad sexual propiamente dicha.
Las ideas se manifiestan «claras y radicales», no hay matices, las cosas están bien o mal y la mayoría de sus pensamientos giran entorno a su persona, son egocentristas.
Buscan la privacidad y relaciones de complicidad y gregarismo con sus iguales.
Los padres deben estar atentos a la aparición de dudas sobre la
orientación sexual y la
identidad de genero. Por eso, si tienes dudas, te aconsejo que leas este artículo de la Asociación Española de Pediatría de atención primaria,
«Transexualidad o disforia de género».
En la adolescencia MEDIA
El cuerpo del adolescente sigue creciendo, los varones que aún no habían empezado el estirón lo harán ahora ,y en esta etapa intermedia, ambos sexos experimentarán el máximo crecimiento en altura.
Continúan los cambios en el aspecto corporal. Ahora los genitales y la distribución del vello corporal son muy semejantes a los del adulto.
También en la conducta los intereses son más próximos a los del adulto, pero su comportamiento es aún inmaduro. Empiezan a explorar su sexualidad, es posible que inicien relaciones con una pareja, al mismo tiempo buscan mayor independencia y eso puede causar que las discusiones con sus progenitores sean frecuentes.
Aún predomina la emoción sobre la razón, por eso la conducta se muestra irreflexiva y temeraria.
En la adolescencia TARDÍA
Por lo general el adolescente de esta edad ya ha completado el desarrollo físico y alcanzado su altura definitiva. Su aspecto es el de un adulto joven.
Su comportamiento también es el de una persona adulta joven: poca experiencia, pero más sensatez. Controla sus impulsos y sopesa mejor los riesgos y beneficios que acarrean sus decisiones que toma según sus intereses e ideales y pensando más en el futuro. No es tan gregario ni necesita al grupo para reconocerse en sus valores personales.
Sus amistades y relaciones románticas son más duraderas y estables.
Con sus padres tiene una relación adulta. Los considera como iguales, pero con experiencia, vuelve a pedirles consejo y busca conversar con ellos de temas relevantes y serios.

El cerebro adulto
El cerebro adulto, también (parece ser que) genera nuevas neuronas, forma nuevas sinapsis, sufre «podas», mielinizaciones... No deja de cambiar hasta nuestra muerte. Pero eso es ya otra historia que no me corresponde contar.
Reflexión final
Por todo esto que hemos compartido durante este mes, me gusta recordar que...
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